: búfalo blues
los búfalos rumian
para no sentirse inferiores
un colchón en la basura
grita tu nombre acendrado
tus gatos marcan territorio
trazan pentagramas de ternura apestosa
en el cuarto aletean fotografías
de intermitentes espejismos
y los perros desierta ciudad
me desconocen así como lo has hecho tú
yo soy rumiante a priori & posteriori
& no tengo apologías en estas vías del tren
sólo una ralentizada monotonía
estilo John Lee Hooker
: un charanda un pulque un mezcal
así que no descartes mi cogito ergo blues
de éste tu búfalo del azar
pterodáctilos en la ciudad
(en tu cuarto nunca se acaba la fiesta)
dicen que llegaron los pterodáctilos
a sobrevolar las madrugadas
que cuadricularon el cielo
y fumigaron con agua bendita
que sitiaron la ciudad
y doparon a los transeúntes
porque iban a llegar los alosauros
en fin / dicen que luego llegó el Papa
ionizado por los anillos de Saturno
lisérgico desde la constelación de Burroughs
lo cierto es que nosotros
ardíamos en ese cuarto azulmagenta
endemoniados bajo las sábanas
entre lo platino de tu ropa
y lo níveo de tu piel
con ese ritmo sismológico de Richter
enmarañados en un paraíso artificial
irradiantes como geckos y camaleones
mientras
afuera en la ciudad
el rezo era un show apocalíptico
: cuando Caín fornica con el diablo se apagan las estrellas
mi virgen ebria susurra entre tumbas y culebras
su monologo de erotismo insano
las monjas bizarras portan crin magenta
se rasuran las piernas al mediodía en la fuente del traspatio
ahí donde Caín agoniza bajo las suelas de dios
que importa sus errores en el afilado suburbio
que importa sus oblaciones de arrepentido
que agarre sus canicas y pernocte bajo el puente
no reces por él mujer de mis iluminaciones tristes
él no tiene siete vidas de lince como yo
para vivirlas en una azotea sobre el solar de tu vientre
a la sombra de un sotol hurtado
& la ciudad hormiga ignorándonos
mujer deja ya el tonayan y susurra esos poemas
de aquel mundo desconocido
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