DANIEL BENCOMO: ENTREVISTA + POEMAS








¿La poesía como ciencia de seducción sigue siendo objetable?

La poesía como ciencia de seducción no es en absoluto objetable. El poema es, en todo caso, uno de sus múltiples tratados con sentencias volátiles. Puede ofrecerse como holograma, puede proceder como trampantojo hacia el lector. Eso en latencia. Creo que el buen poema funciona así: engaña entre sus mecanismos, bártulos y virtuales, atrae sin remedio con su baba a un lector. Funciona como planta carnívora que escupe después a su presa: cualquier ego, cualquier ello, cualquier lo, le es indigesto. 


¿Escribes a partir de martillazos?

Quisiera que así fuera, pero sospecho que sería muy ambicioso siquiera pretenderlo. En este momento escribo a partir de golpes opacos sobre un gong de juguete, todo en el medio de una estepa sonora con depresiones de baja hondura. Aquello que alguna vez conocimos como efecto Doppler a veces sirve como radar y partitura.


¿La compra-venta de libros por medio de la red se ha vuelto una manera “fácil” de hacer billete y echar la güeva?

Me alegra saber que la poesía latinoamericana está en alta disponibilidad a través de la red, cosa que no ocurre con otros espacios lingüísticos, como el alemán. 


¿Cómo creas los ambientes para trabajar tus poemas?

Nada especial. Leo. Espero, combino en baja fidelidad rebabas del pensamiento de otros. Aceito los engranes con tricomas. 


¿El poeta debe seguir esperando instrucciones de la lluvia, el café, mar, etc. para empezar a escribir?

Quien escribe poesía puede esperar las instrucciones del tipo del cable: ya está en línea otra vez. Quien escribe poesía puede desmontar su cámara de tortura y proceder aleatoriamente con las instrucciones al reverso.Y debe aguardar, con su trampa de osos invertida, por la carne de lo correcto, por el músculo en gangrena de lo verdadero.
***





VIDA INTERIOR


Uno lee a Schopenhauer
en el reflejo sake de un oleaje.

Alguien escucha el eco de Schopenhauer
en un extrarradio
de vísceras expuestas

la diferencia luce evidente

como una garganta de halogenuros
al emitir el espectro

para producir una frase

en un laboratorio clandestino

para imaginar otra fase
de hacerse No

es poco el sentido que toma cuerpo

entre los cipreses

nadie puede ver el bosque
nadie puede tocar el árbol


se volvieron.



CINCO MIL AÑOS MÁS TARDE


Millones de tricomas
o búfalos semiambarinos

ardiendo en la llanura concéntrica.

Un hombre
dos hombres
(medusas en frecuencias inmanentes)
se dejaron impactar
por aquel gas
de combustión

la historia es de todos conocida

controlaron los cuerpos desbordantes de otros cuerpos

como un grito azul de mineral
adentro del congelador

o una aguja de hielo
en el mentón de un caribú
que se incinera en invierno

y todo se repite en un cerebro 5000 años más tarde

en una placenta
en una prepalabra
alcanza un cogollo la velocidad de escape,

como búfalos semiambarinos
como un tritón devorando un par de cuellos

preguntando el qué

y el cómo
del pigmento rupestre.



ANTES DE VIAJAR


Una superficie de vinilo
rasgada por un rayo occipital.

Fuimos testigos latentes
de un evento fallido
que nunca transmitieron o no distinguimos.

Muy lejos del enfriar de la fluorita
muy lejos del calor.
Lo dicho no afecta al número de pantallas
que duran encendidas
toda la noche.

Las truchas de un cultivo resguardado
por senegaleses
saltan y arman arcos de veneno
naranja con espuma
en el sótano de la torre de Hölderlin.

Los átomos de silicio
callaron, reptaron en mute en su rostro,
reflejado en los planos del Neckar.

Cuántos buques de carga
verá pasar esa torre
antes de amarse con un wrecking ball.

Cuántas revoluciones lleva el disco
durante el lapso en que dos ponys
aprenden levitación

muy cerca de una granja de isótopos.



























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