Cerdos preñados de
arcoíris
Escribo cuando mi hijo duerme
mis amigas, primas,
piojos
hermanados en mutuo
sentimiento
fatuos
pero felices;
la basura que alfombra mi cuarto
me da nota para escribir
(el peso de la noche
sube el tono de las flores moradas)
atraviesa una hormiga la sombra de mi perro
-en su disfraz de hoja-,
ojos que saben
apreciar lo que nos es desconocido.
Invitaciones mágicas.
Pero no es esta la onda de mi vida
no paso nunca adelante del viaje
la llamo vientre
moda
secta
la llamo culpa
llevar en las venas
miedo
echa playa
y que algunas
excrecencias lleguen
me llamen loca
serlo
y no estaría mal
si puedo hacer
compañía a mi perro
conteniendo siglo
cruento
Eva Karen. 1990. León, Guanajuato.
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