Nuestra deformidad se volvió elegante
  
Bailé con un muchacho que parecía una espiga
su martirio en los ojos no entonaba con la canción
y sonrió alzando un hombro
(hicimos el ridículo en la pista,
le propuse matrimonio,
compramos zapatos ortopédicos).
¿Aquí hay una historia de amor?
No lo sé, tal vez sí
aunque no hay final porque los finales felices
solo interesan en los marcadores de fútbol.



















Eva Karen. 1990. León, Guanajuato.

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